Según el INE, 3 millones de personas tuvieron que cesar el trabajo presencial de manera repentina, y pasar a trabajar en remoto durante la época de pandemia COVID-19 más dura, coincidiendo con el confinamiento en España.
Hasta entonces, el teletrabajo no había tenido una gran implantación en España y las empresas improvisaron su adaptación a esta nueva forma. La actividad laboral desde casa demostró su gran utilidad y se reveló como una herramienta para la ansiada flexibilización y conciliación en nuestro país. Sin embargo, también ha destapado carencias que repercuten en el bienestar de los equipos y en la productividad de las organizaciones.
Las razones son claras. La oficina es uno de los puntos clave de la socialización de las personas y esto tiene unos beneficios conocidos para las empresas: el sentimiento de pertenencia al grupo aumenta el bienestar y el compromiso de los trabajadores. En el corto plazo, el trabajo desde casa puede ser suficiente para la continuidad de la actividad, pero a la larga, las organizaciones tienen muy complicada su supervivencia sin estos factores.
“Si el espacio de trabajo no se diseña pensando en las nuevas necesidades de la era post-Covid y en las personas que trabajan en él, respondiendo a sus necesidades de bienestar físico, emocional y cognitivo, entonces no cumplirá con su papel de contribuir a generar esas relaciones interpersonales que tanto estamos echando de menos en estos momentos ni servirá para garantizar la calidad del trabajo de nuestros empleados y colaboradores”, advierte el presidente de Steelcase Iberia.
Así lo revelan las investigaciones de Steelcase, compañía líder en la consultoría de espacios: “Las empresas tienen que tomar conciencia de que sus espacios de trabajo representan un activo esencial para su productividad, son el corazón de toda organización. Por ello, es necesario reinterpretarlos para convertirlos en espacios de cambio y de punto de encuentro de la creatividad y productividad”, asegura Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia.
El futuro del trabajo: flexibilidad para ser más productivos
El fin del trabajo en remoto, de manera generalizada, aún está por llegar. No está claro cuándo ni cómo se producirá, ni bajo qué medidas o protocolos concretos. Lo que sí es seguro es que el modelo de actividad presencial de las compañías deberá evolucionar hacia algo distinto del pasado.
En el largo plazo, las necesidades de las empresas pasan por reinventar los espacios de trabajo. La densidad de la oficina ya no será la prioridad, sino la capacidad de adaptarse fácilmente a posibles cambios económicos, climáticos o sanitario. Esto comienza por entender bien qué tipo de edificio hace falta, analizar sus instalaciones, y luego diseñarlo y acondicionarlo de manera que ayude a las personas a desarrollar todo su potencial creativo. Espacios que se expanden y se contraen, que ayudan a crear comunidad y promueven un sentido de pertenencia.